El proyecto consiste en la rehabilitación de una casa de campo mediterránea, enclavada entre bancales de secano, que se divide en dos cuerpos: casa principal y cobertizo.
La construcción original, en estado de abandono prolongado, data de finales del siglo XIX y responde al tipo tradicional que se levanta sobre muros de piedra y se protege con cubiertas de madera y teja.
A estos cuerpos se han ido añadiendo otros menores, aumentando su superficie habitable; volúmenes planos en contraste con las cubiertas inclinadas primigenias, formando corrales, cocina, baño y porche. El conjunto se acopla a la topografía descendiendo suavemente a través de peldaños interiores y exteriores. Sus huecos y ventanas responden adecuadamente a las cuatro orientaciones disponibles, mediante distintos tamaños y posiciones, adaptándose a las exigencias del clima mediterráneo seco.
La propuesta persigue potenciar lo valioso y característico de los edificios originales, preservando sus elementos típicos y el lenguaje propio de la casa y del tipo de construcciones agrícolas de la zona. Humildes, pero de claridad constructiva muy potente y rotunda.
Se rehabilitan sus muros y se sustituyen sus cubiertas, manteniendo el contraste entre las inclinadas principales y las planas de los cuerpos secundarios.
Bajo esta sólida envolvente, en la casa principal se dispone un espacio principal de día (salón-comedor-cocina) con un baño lateral, y cuatro dormitorios escalonados de dos en dos, que bajan hasta ocupar los antiguos corrales. Por el sur se le adosa un gran porche, a través del cual ascendemos al bancal del cobertizo. En el cobertizo se produce un gran espacio diáfano indeterminado y un pequeño baño, de modo que se convierte en una pieza independiente.
Para conseguir dar una nueva vida a la casa, se introducen elementos y sistemas actuales, que le darán confort y funcionalidad. Estos nuevos elementos deberán dialogar con los existentes, sin distorsionar su rotundidad y sencillez.
Para ello, se utilizan los materiales de la arquitectura vernácula: barro en cubiertas, madera en carpinterías, cal en superficies y cerámica en los escasos revestimientos; dispuestos de manera concisa y precisa, para no destacar.
El resultado es una casa/refugio que busca un equilibrio entre lo antiguo y lo actual. Un balance entre los nuevos elementos y los existentes, dando una visión de la capacidad transformadora de la intervención sobre una arquitectura popular en abandono, que precisa de nuestro sincero y entregado compromiso.
El compromiso de recuperar este legado cultural y vital mediante la sencillez y la mesura como respuestas más eficaces.